En casa de mi ahijada (II)
La madre y las hijas se convierten voluntariamente en pareja de juegos de cama de nuestro afortunado protagonista.
Me desperté contento conmigo, había disfrutado en cada día desde mi llegada dos manjares deliciosos, un culo casi infantil y uno maduro que paradójicamente había producido el primero. Pero era hora de comenzar mis labores habituales. En la mañana debía visitar una zona apartada para empezar un censo de campesinos y en el desayuno le pedí las indicaciones a Alicia, pero me dijo:
-"Esa zona es difícil, es mejor que Lucia te guíe que conoce la zona y adelantes más rápido tu trabajo". -"Seguro pa...