Sorprendida y sometida
La mañana de trabajo parecía tranquila hasta que empecé a leer un relato, y alguien se aprovechó de mi.
Las mañanas de verano me encantan. Siento como los intensos rayos de sol atraviesan la ventana de la oficina, y escucho a lo lejos el ruido de algún coche que pasa por la carretera. Trabajar aquí, alejada del estrés del pueblo y del polígono es un placer, viendo los campos por la ventana.
Hoy somos pocos, están los peones trabajando en la planta y yo solita aquí en la oficina. El resto de vacaciones qué tranquilidad! Voy a prepararme un café son las 8.30hs y aún siento la pesadez del sueño sobr...