Gabriela

Ahora él no está, y estamos los dos, solos; podríamos imaginar que nunca ha existido tu hermano, que prácticamente soy una virgen de diecisiete años, pues siempre lo hicimos bajo el efecto del licor o la marihuana.

Gabriela

Gabriela era la novia de mi hermano y ambos cursaban el último año de secundaria cuando sucedieron estas cosas. Llevaban ya cuatro meses acostándose infaltablemente los martes en horas de la tarde, cuando Gabriela aducía a su madre que iba a preparar su función de teatro en casa de una amiga. Gabriela con uniforme pasaba por una chica desaliñada e insignificante (falda blanca, plisada hasta los tobillos, y un suéter azul, enorme, que parecía un saco de patatas), pero cuando los martes i...