Habitación 214 (2)

Merche dirigió el consolador hacia su coño y lo paseó todo lo largo que era por toda la raja húmeda. Sintió un escalofrío al notarlo y empezó a refrotar la gorda cabeza sobre el clítoris. Gimió con desesperación y, sin dejar de mirarme, empezó a darse golpecitos con él.

Después de aquel espectacular orgasmo, Merche se incorporó con las rodillas temblorosas. Nos abrazamos con pasión, estrechándonos con fuerza entre los brazos, como nos gustaba hacerlo. Se me erizó el vello de todo el cuerpo cuando sentí en aquel abrazo su piel ardiente. Ella me miró y sonrió suspirando. Estaba inundada de una sensación de alivio muy intensa y sus párpados semicerrados lo demostraban. Yo estaba en un estado parecido, pero sin saber porqué, seguía sintiendo un hormigueo en el vientre, e...

Habitación 214

¡Joder! Allí estaba ella, muda, sólo mirándome a los ojos. La muy cochina se había vestido a propósito para la ocasión, como los dos sabíamos. La encontré con más kilos que la última vez, más rellenita

HABITACIÓN 214

Llamé a la puerta con cierta timidez. Merche me había citado en el hotel "Orús". Había venido a pasar un fin de semana a Zaragoza y los dos sabíamos lo que iba a ocurrir.

Habitación 214.

  1. No veía ni el número de la puerta. Cuando por fin lo encontré, respiré hondo y golpeé la puerta con los nudillos. Estaba en un estado difícil de describir; nervioso, con el pulso por los cielos. Algo palpitaba en mi entrepierna, recordando otros momentos del pasado.

Me pareci...