La voz
El castigo a las pasiones del cuerpo es la destrucción de las pasiones del alma.
Karen se revuelve moviendo el cuerpo sinuosamente, porque acaba de sentir el regalo que la vida le había hecho esa mañana al hombre que ama más que a su vida.
La protuberancia que le punza en la mitad de sus nalgas, no solo la despierta sino que también la despabila.
Se considera una mujer infinitamente feliz. La vida le ha regalado el cariño del hombre más maravilloso del mundo. En todos los planos de su vida, le ha colmado con todas las expectativas. Como esposo, un marido casi perfecto, ca...