Ebanista y pintor (de brocha gorda)
La suma de un artista incomprendido y una mujer que ya se ha cansado de esperar... y un negro con una tranca considerable: "¡tu y yo lo sabíamos!" Añado el punto voyeur que me gusta darle en todos los relatos.
A mi me encantan las historias sexuales sórdidas sobre personas, ya sean famosas o anónimas, me dan mucho morbo. Basta con mirar o escuchar a tu alrededor lo que otros dicen, para ver que estamos envueltos en un mar de conexiones difusas.
Por poner un ejemplo nada aleatorio: en un hospital grande, la cantidad de residentes de medicina que se follan a sus tutoras o de estudiantes de enfermería que les han comido el coño detrás de una cortina no es nada despreciable: las guardias son duras y hay que ali...