¿Coincidencia, o...? (1)
Gabriel, un chico normal, descubre de pronto que no todo son coincidencias.
Los jadeos, gritos y el golpeteo rítmico del cabecero de sus nuevos vecinos, no le dejaban dormir. Ya se había hecho dos pajas, e incluso se había tomado un par de cervezas a ver si el alcohol y el cansancio eran capaces de hacerle dormir. Pero no, no se quedaba dormido. Y ahí seguían sus nuevos, incansables.
De pronto, en su mente, Gabriel elaboró un sencillo pensamiento: "¡YA ESTÁ BIEN! ¡DEJAD DE FOLLAR, YA!", y como por arte de magia, el ruido de sus vecinos acabó de golpe. Gabriel sonrió ante aque...