¿Coincidencia, o...? (1)

Gabriel, un chico normal, descubre de pronto que no todo son coincidencias.

Los jadeos, gritos y el golpeteo rítmico del cabecero de sus nuevos vecinos, no le dejaban dormir. Ya se había hecho dos pajas, e incluso se había tomado un par de cervezas a ver si el alcohol y el cansancio eran capaces de hacerle dormir. Pero no, no se quedaba dormido. Y ahí seguían sus nuevos, incansables.

De pronto, en su mente, Gabriel elaboró un sencillo pensamiento: "¡YA ESTÁ BIEN! ¡DEJAD DE FOLLAR, YA!", y como por arte de magia, el ruido de sus vecinos acabó de golpe. Gabriel sonrió ante aque...

Ni en tu casa, ni en la mía

De como dos casi desconocidos dan rienda suelta a sus más bajos instintos.

En el preciso momento en que nuestras manos se tocaron, nuestra respiración se acompasó y todo a nuestro alrededor dejó de tener sentido para nosotros.

Nos dió igual estar sentados en la terraza de aquel bar, a la vista de todo el mundo. Nuestras bocas se unieron y nuestras lenguas comenzaron con aquel baile de pasión. Ya sólo importaban aquellos mensajes que nuestros cuerpos se lanzaban el uno al otro, buscando nuestro encuentro sexual.

Así que haciendo caso a nuestros instintos carnales, decid...