De regreso a casa.
Una pequeña lección del porqué una adolescente no debería viajar ebria y sola de noche.
Tendría unos 18 años aquella vez, ni siquiera lo recuerdo. Era cumpleaños de una de mis mejores amigas del bachiller y me había rogado que asistiera ya que sabía que yo no era mucho de salir a fiestas. Mojigata, aburrida, diganlo como quieran pero prefería mil veces quedarme en casa jugando Gears of Wars que irme de fiesta con las chicas empezando por el triste hecho de no saber que mierda ponerme.
Tenía -tengo- mis complejos, elegir ropa adecuada para la ocasión siempre era un martirio debido a mis s...