Un tio normal (4)
La rubia y un rebautizado Julián continuan estrechando su relación, que avanza de puro mirón y exhibicionista a algo más.
El viernes Julián se levantó igual que se había acostado: feliz, como no lo había sido en mucho tiempo. Había tenido una agradable conversación con la rubia, habían hablado sin tabúes, sin culpabilidades, con franqueza. Después, la escena erótica que aconteció a apenas cincuenta centímetros de él, el regalo de las braguitas impregnadas de fluidos, y por último, la chica se había apuntado su dirección de correo, con la promesa de que aquello no acababa ahí.
Asun, en cambio, no se levantó tan contenta....