Toda Suya

Es imposible resistirse a ciertas tentaciones.

Pasaba el tiempo y a él cada vez se le ocurrían nuevas formas de hacerme suya. Encontraba placer en mi sufrimiento, en mi sumisión. Nada le excitaba tanto como verme rendida a sus pies diciéndole "soy tu puta" y rogándole que me cogiera.

Y realmente era su puta. A veces no podía pensar en otra cosa que no fuere cómo sería nuestro próximo encuentro. Sentía una mezcla de intriga y miedo pero indudablemente me gustaba, y mucho. El solo hecho de recordarlo hasta hoy hace que me moje como si lo tuvie...

Una noche distinta

A partir de esa noche, todo cambiaría...

Al principio de nuestra relación, los encuentros pasionales no eran nada especial. Estaban muy bien pero no salían de la norma. Las experiencias diferentes, interesantes y por sobre todo excitantes, comenzaron a surgir con el tiempo, a medida que la confianza que nos teníamos se iba incrementando.

A mi entender, todo cambió cuando comenzó a susurrarme al oído las cosas que me haría mientras acariciaba dulcemente todo mi cuerpo. Me decía cosas como que me iba a tocar las tetas y la concha muy des...