El calor de aquel verano (2)
Pude sentir claramente bajo la tela cuan duros estaban sus pezones.
Estaba muy concentrado jugando con el clitoris de mi madre, lamiendolo de abajo hacia arriba con mucha suavidad. Mis labios rozaban los suyos. Podria jurar que su delicioso aroma de mujer excitada iba en aumento y que ya comenzaba a verse el brillo intimo de su humedad.
Tan concentrado estaba que no me habia dado cuenta que mi hermana estaba mirandome desde la puerta entreabierta de su cuarto. Fue como un balde de agua fria, no supe como reaccionar en un inicio. Torpemente me puse de pie y sali...