Ginger (IV)
Última parte de Ginger, el relato de como una pelirroja cambió mi vida
La semana pasó rápido. Yo había dejado aparcado el trabajo, pero volvió a mí en el mismo instante en que atravesé la puerta de la oficina. Cuando llegaba a casa estaba agotado. Se suponía que debería haber ahorrado fuerzas el fin de semana, pero me había agotado y las horas pasaban muuuy lento. Hasta mi madre estaba preocupada y vino un par de días a ayudarme con las cosas de casa y dejarme la nevera llena de tuppers que devoraba al llegar. Lo siguiente era desnudarme por el camino y meterme en cama. El vie...