Confesiones Indecorosas
Gracias a mi calentura me gane tu amor.
Mi mente se puso a trabajar desde la primera vez que la vi. Típico en mí, no había pasado ni un minuto y mi mente ya había convertido las más tiernas e inocentes intenciones que podría tener, en sucias y bajas intenciones.
La verdad es que podría decir que ella tuvo la culpa, si bien no era su intención provocarme, lo lograba y sin siquiera esforzarse y Yo ya había caído completamente a sus encantos.
Admito que mis ojos se posaron primeramente en esas caderas pronunciadas y atrayentes, casi hipn...