Natasha, la madre de Alena I
Hablaron de todo y de nada. Natasha se sentía cómoda. No se hacía muchas ilusiones de que la cosa fuera a más, ella ya era una mujer madura y bastante mayor que él.
(Ver “La calle”)
Hacía ya tres meses que Alena trabajaba en aquel local. Después de todo el trato no era tan malo, ganaba el cuarenta por ciento de todos sus servicios y, aun ingresando menos que otras, que no habían puesto límites, o menos que ella, lo cierto es que ganaba mucho más dinero que antes. Había aprendido algunas cosas, como por ejemplo a simular sus orgasmos, no podía permitirse tenerlos en cada cliente, de lo contrario cada día terminaría totalmente agotada, solo puntualmente se dejaba i...