Un detalle
-¿Nunca te han dicho que no se le debe decir a una mujer qué puede o no puede hacer?-...
Todavía resonaban los brindis, las risas, los ecos del cumpleaños feliz que me habían cantado haciendo que nuestra mesa fuera el foco de atención del restaurante. Al final había convencido a casi todos, un par de chicos del almacén con los que tenía menos confianza se habían escabullido, pero ahí estaban Juanmi y Luisito, y nosotros tres de la oficina; Marimar, un poco la madre de todos en la empresa, y Sara y sus ojos verdes que nunca me miran como yo quisiera. Faltaba Ramón, el jefe, que no iba a pasar po...