El Chantaje (II)
Pero las tornas se cambian y esta vez es el marido el que tiene que sufrir las crueles vejaciones inventadas por su esposa.
Desperté a la mañana siguiente y me encontré con las manos esposadas delante de mi cuerpo y los pies enganchados con un caño metálico que me separaba las piernas. Cuando me vio despierto me enganchó una cadena desde el caño hasta mi cuello de forma de mantenerme de rodillas. Después me tiró unas fotos y me presentó una jovencita . En las fotos aparezco yo teniendo sexo con esta menor de edad. Mi esposa ya me había demandado un par de veces por golpes aunque todo era falso. Si me llegase a demandar esta jove...