El Moro de profesor

El Moro imparte cátedra en cierta universidad. Las chicas están deseosas de aprender.

Un día, la profesora Luz María dejó de impartir su cátedra de Historia de la cultura contemporánea y, en su lugar, apareció un inquietante desconocido que se ganó, automáticamente, el singular mote de "El moro". Pocos conocían su nombre real. Algunos decían que se llamaba Abenámar; otros, Mohamed o algún otro nombre árabe. Muchos decían que era tan moro como el príncipe Felipe sólo que le decían así que tenía pinta de moro. También se dijo que el apodo le venía de su forma de tratar a las mujeres... E...

Aventuras del Moro (3: Menage a trois)

¡El cabrón se sale con la suya! La madre y la hija reciben su merecido.

Patricia no salía de su asombro ("qué chico tan raro" pensaba).

  • Pe... pero...
  • Vamos -le dijo el Moro y se señaló la mejilla.

Patricia respiró hondo y, sin saber bien por qué, lo hizo. No fue demasiado fuerte.

  • ¿A eso llamas una bofetada? Es como una cosquilla.

En aquel momento, la radio de la cocina comenzaba a transmitir una de las canciones favoritas de Noelia. Ésta subio el volumen a tope mientras retocaba los últimos detalles de los pinchitos.

  • Mira: -dijo el Mor...

Aventuras del Moro (2: Conociendo a Patricia)

El Moro conoce a Patricia, madre de Noelia. La tensión aumenta.

Un coqueto chalé en un barrio lujoso de las afueras... Justamente lo que el Moro se imaginó que una niña pija como Noelia tendría por casa. Patricia se encontraba en el jardín, dándole indicaciones, con tono seco y displicente, a un humilde operario encargado, al parecer, de mantener el orden y la pulcritud de los jardines de la señora. Al verla así, Noelia se sintió renacer. Sí, ella iba, al fin, a reinstaurar el orden natural y a poner las cosas en su lugar.

Sin embargo, hubo a continuación al...

Aventuras del Moro (1)

Aventuras de un chulo, cabrón y macho dominante. En esta ocasión se encuentra con una chica altanera, pija y engreída. Pero lo mejor está por venir después...

Noelia no terminaba de entender lo que le estaba pasando. Ella había sido siempre una "bitch", una chica que tenía a los hombres a sus pies, los manipulaba y usaba. Y no era para menos, con ese rostro angelical, perfectamente redondo, unido a un cuerpo de lujo, unas tetas de infarto y un culito respingón para cortar el aliento al más pintado. Unía a esto el arte de caminar cruzando las piernas de un modo tal que sus nalgas adquirían una extraña cualidad hipnótica. Había heredado el cuerpo de su madre,...