¿Fue un sueño?
La furia pudo contigo, la lascivia te obligó... pero era solo un sueño, ¿verdad?
Lo notas, ¿verdad? Esa ira que es tan picante y tan ardiente como la excitación, esa erección que no se debe a una velada nocturna repleta de besos y caricias sino a fantasías perturbadoras y horribles que surgen del resentimiento y de la más pura ira. Te acuestas, con la cabeza humeante y los pensamientos macabros, pensando en lo esperanzador que se presentaba el día cuando comenzó.
Cuando comenzó de verdad, claro, después de que llegaras de trabajar, cuando encendiste tu móvil y abriste una de esa...