La visita sorpresiva de mi tia
Con tanto masaje y caricia, ella empezó a manifestar cierta agitación, moviendo la boca y la lengua como si se relamiera y tocándose de vez en cuando los pechos con las manos.
LA VISITA INOPORTUNA DE MI TIA
Con tanto masaje y caricia, ella empezó a manifestar cierta agitación, moviendo la boca y la lengua como si se relamiera y tocándose de vez en cuando los pechos con las manos.
La historia que voy a relatar es verídica, o a menos de ese modo la concibo. Lo ocurrido y lo recordado, lo fantaseado incluso, no se distingue ya en mi memoria. Porque, además, ocurrió hace ya varios años y jamás se la he contado a nadie, fermentando sólo en mi cabeza. Una reciente visi...