Llamala puta
Hacía mucho tiempo que Luisa y Sergio no se veían, por lo que deciden follar como salvajes.
A la boda fueron más de cien comensales, deseosos de degustar los placeres que suelen dar esta clase de eventos. Se celebró a las afueras, en una rúnica estampa a la que los novios y sus amigos llamaban "el cortijillo", estampado en un idílico paisaje natural que en cada primavera llegaba a su cenit de belleza.
Luisa y su marido José se encontraban algo alejados de la fiesta, mal humorados pero logrando disimularlo cara a los demás invitados. Hacía ya cinco años que llevaban casados, pero ese ti...