Orgía en clase (5)
La profesora da por concluida las clases especiales para su alumno más aventajado.
Para la señorita Tinckey no fue difícil encontrarla. Sabía que la pequeña golfa tenía instalado su "negocio" al final del patio del colegio, en un discreto rincón, rodeado de setos y matorrales, donde todo aquel dispuesto a pagar, podía acudir allí y la dulce Inma lo satisfacía. Sus honorarios no eran excesivos, pero podían parecer todo un capital para su edad. A tres euros la paja, por cinco una mamada y por diez se dejaba meter mano. Nunca faltaban chicos dispuestos a quedarse en ayunas por el cauti...