Un viaje demasiado placentero (III)
Una pillada inesperada acaba realmente bien.
Joder, qué calor hacía. El barco zarpa de Luxor hacia su siguiente destino. Me levanto de la hamaca y las vistas son extraordinarias. No imaginaba la belleza del Nilo, radiante. Todo verde a su alrededor, y detrás, el desierto. Resulta bastante difícil describir ese esplendor de la naturaleza. Unos colores únicos.
-Edu, Dani, miren qué puta pasada.
Eran las 5 de la tarde, y empezaba ya el atardecer. Los tres amigos estábamos pasmados admirando las vistas. Eduardo pasa el brazo por en...