Un momento de locura

A veces, una cita impuntual puede provocar situaciones deliciosas... En un bar, con una camarera, de repente, por ejemplo. Esas cosas es mejor ni pensarlas: si se presenta la ocasión, no la dejeis escapar. Esto es lo que me ocurrió a mi.

Mire mi reloj por tercera vez consecutiva: ¿Cómo podían retrasarse tanto?

Solté un bufido de exasperación. Solo ellos eran capaces de llegar hora y media después de lo previsto… Puse los ojos en blanco y repasé una vez más, aunque sin esperanzas, las caras de todo el aforo del local.

Fue entonces cuando me encontré con su mirada, clavada en mí desde el otro lado de la barra de madera de ébano, casi invisible entre tanto vaso a medio terminar.

Tenía los ojos color chocolate más bonitos...