Tercera enseñanza

No hace mucho —los tiempos cambian deprisa— se celebraba la puesta de largo de las nenas con una gran fiesta y luego algunas madres llevaban a sus jóvenes damitas a un prontero, que las enseñaba lo único que no se puede enseñar en las escuelas ni en la familia.

No hace mucho —los tiempos cambian deprisa— se celebraba la puesta de largo de las nenas con una gran fiesta y luego algunas madres llevaban a sus jóvenes damitas a un prontero, que las enseñaba lo único que no se puede enseñar en las escuelas ni en la familia. El prontero se encargaba de desvirgarlas con mucho ten y de enseñarles las cuatro reglas básicas en el caso del amor, todo a cambio de una módica cantidad. En cada barrio había uno por lo menos. Unos tenían mejor reputación, otros peor, como en todo,...

Putica perdía

A mí me gustaba ese hombre. Me gustaban sus formas y sus maneras. ¿Qué pasa, que a una no puede gustarle un hombre? Es verdad que estaba casado, pero ¿y qué? ¿Es que no puede a una gustarle un hombre casado?

A mí me gustaba ese hombre. Me gustaban sus formas y sus maneras. ¿Qué pasa, que a una no puede gustarle un hombre? Es verdad que estaba casado, pero ¿y qué? ¿Es que no puede a una gustarle un hombre casado? ¿Se tiene una que tapar los ojos porque otra esté casada con él?  Eh, dime mamá, ¿se tiene una que tapar los ojos? ¿Tiene que tragarse lo que le gusta? Mi madre no hacía más que reprenderme, todos los días igual. Que si los hombres por aquí, que si los hombres por allá, que si los embarazos no deseados,...

13 de Javi y su hermana

Ella estaba ahora saliendo con un chico que se llamaba Eduardo y yo con Lolita S. J., y cenábamos en un restaurante del extrarradio. Nos habíamos respetado hasta ese momento.

De verdad que no sabía bien lo que le veían. Estaba un poco escurrida de caderas y no tenía muchas tetas. Un puñado, todo lo más. Se había puesto un vestido negro, corto, suelto y sin mangas, muy de su estilo. Ella estaba ahora saliendo con un chico que se llamaba Eduardo y yo con Lolita S. J., y cenábamos en un restaurante del extrarradio. Nos habíamos respetado hasta ese momento. Yo a veces notaba esa mirada oblicua que ella lanzaba a los varones cuando quería algo de ellos; nos conocíamos tan bien...  Ha...

Embarazada

"Una embarazada puede tener unas ganas horribles de todo esto y de mucho más, y le iba a hacer pagar el mundo disfrutando de lo que me apeteciera, sin control ni límite".

38 años y estaba embarazada. Me había tocado la china. Con lo que podía yo haber disfrutado ese verano. No hacía otra cosa que incordiar a los demás con lo de mi embarazo -a mi madre, a mis amigas, a mis vecinas-, pensar en cómo desquitarme, en cómo resarcirme. No es que no fuera deseado, era otra cosa. Era como hacer pagar al mundo por haberme hecho una barriga. A mi marido, pero también al mundo. Mi marido estaba trabajando muy lejos, en otro país. Mi hermana y mi cuñado habían venido a pasar parte de sus...

Javi, su hermana, Belén y la profe

Javi vive con su hermana, tiene una profesora por la que está colado y además sale con una chica de su barrio que se llama Belén.

Este relato consta de 12 capítulos. El tiempo de lectura aproximado es de dos horas.

Javi, su hermana, Belén y la profe

1

¿Cómo me iba a fijar en mi hermana? Mi hermana era un ser gris y amorfo. La veía a todas horas, en todos los sitios de la casa, de todas las maneras. Me parecía una nena estúpida, ignorante, entrometida. Siempre andaba remoloneando por donde yo estaba, intentando llamar mi atención. Le sacaba solo un par de años y podría pensarse que es poca la diferencia de eda...

Jamelgo

Papá tenía un problema, y es que se excitaba muy rápido. Cualquier contacto de hembra lo ponía a tono. A su nena le pasaba lo mismo; el simple roce de varón y estaba mojando. De tal palo, tal astilla.

Teníamos extrema necesidad de estar muy juntos. Para nosotros no solo era natural, sino necesario. Yo lo sentía, al menos. Ese cuerpo era algo que complementaba al mío y necesitaba que me rodeara, tenerlo muy pegado al mío. Cuando lo lograba, sentía un gustito de lo más placentero. Esto sucedía cuando ambos nos sentábamos en el sofá. Papá tenía un problema, y es que se excitaba muy rápido. Cualquier contacto de hembra lo ponía a tono. A su nena le pasaba lo mismo; el simple roce de varón y estaba mojando. D...