La Princesa
La relación de una hija con su padre se transforma.
Lo cierto es que recuerdo perfectamente cuando ocurrió. Con los años, soy consciente del momento exacto en el que me convertí en una mujer deseosa de follar como un animal con su padre.
Me llamo Paula. Y ahora tengo 26 años. Soy el fruto de una noche de vino barato, coca-cola y sexo entre dos adolescentes. Mi madre, al nacer yo, me dejó en casa de mi padre y desapareció. Mis abuelos y mi padre, a los pocos meses de ser “dejada” a su cuidado, se mudaron, en parte por huir de las habladurías y en parte...