Doble pasión (IV)
Doble pasión (IV)...
Apenas habían pasado unos instantes desde que se marchara cuando sonó el timbre de la puerta de casa. Yo estaba tumbada en mi cama, desnuda, agotada, todavía con el recuerdo del increíble polvo que me habían pegado. Sin nadie en casa todavía, me podía relajar y alargar ese maravilloso placer que recorría toda mi mente y casi mi cuerpo. No tenía ganas de levantarme, pero al segundo timbrazo no tuve más remedio que hacerlo. Pensé que era él que se le había olvidado alguna cosa y volvía por ella. Así que...