Sombras nada más
A una cocina estrecha, perdida en la mitad de la nada, llega ella. Yo no puedo más que abandonarme a su húmedo pubis y sus hábiles y gélidas manos.
«Sombras nada más
entre tu vida y mi vida»
En la voz de Javier Solís
Un cuerpo acecha la cocina. Me presiente y recorre de un lado a otro el largo corredor con un ritmo preciso, danzando, lento y sensual. ¿Es un cuerpo? Intento concentrarme. Oigo sus pies descalzos, el ronroneo de sus caderas, la sonrisa juguetona del ombligo. Sube la temperatura, ya casi queda listo. A ver si me largo de esta cocinita asquerosa y puedo comer en paz.
Sudo. Por mis abdominales bajan algunas gotas y si...