Adela (IV)
Un nuevo encuentro de nuestro crossdresed, haciendo realidad sus fantasias de convertirse en puta de disfrute para los hombres
Las visitas de Diego al piso de Adela se repitieron un par de veces en las semanas siguientes, con el cobro de 5 euros cada día por parte de esta última. Y aunque intentaban no armar demasiado escándalo, era difícil no gemir o gritar de placer ante la juventud y vitalidad de su joven amamte.
Adela tenía de vecino a un hombre divorciado de 48 años. Se llamaba Francisco, era bastante simpatico, con entradas, 174cm de altura y unos 85 kg de peso. Y era complicado que su vecino no hubiera oido nada de lo...