Los pintores y el gotelé
Mira uno, dos y tres, me dijo señalándose respectivamente coño, culo y boca.
Aquel día ella iba vestida de forma espectacular, llevaba puesto unos leggins y una blusa blanca que dejaba poco a la imaginación, ya que se le observaba con claridad el sujetador blanco que usaba. Los leggins se le metían por el culo y por el coño, dando una presencia de buscona. Me vino a recoger al trabajo, habíamos quedado para ir a comer. Se bajó del coche para que condujera yo, ¡era todo un espectáculo!, todos miraban el culo de Tania sin disimulo alguno. Me besó, mejor dicho, me comió literalmente la...