Poder absoluto

Un joven relata un encuentro con una apetecible hembra deseosa de ser tratada al antojo de su hombre.

Todo transcurrió muy rápido desde que salimos del boliche, nos subimos a mi auto y llegamos a mi departamento. Ella, una morocha de ojos verdes con un cuerpo infernal: un culito en punta, desafiante y un par de tetas que se le salían del top de lo grandes que eran.

Apenas entramos, nos dirigimos directamente a mi dormitorio, la tiré en la cama y comencé a refregarle mi bulto por su cuerpo. Ella me detuvo y me dijo con un brillo de deseo en sus ojos que quería sentirse sometida, que abuse de ella, que ...