Once in a Lifetime 3

Y por fin, el día en el que conocí al macho que supo dominarme llegó.

Martes, 8:40 de la mañana.

-Me voy a correr putita.

Ese enorme rabo me bombeaba sin piedad, y ahora anunciaba que iba a llenar el condón de lefa hasta casi hacerlo reventar.

-¡Venga cabrón, córrete!

Dolía, dolía bastante, pero estaba tan cachondo…

Habían pasado dos meses desde que le preñé la boca al maduro pichacorta, y las ganas de seguir buscando a hombres para experimentar se habían desvanecido por un tiempo. No me veía con ánimos de repetir otra experiencia que me drenase...

Once in a Lifetime 2

Es el orden natural ¿Verdad? El macho alfa trabaja duro y gobierna a sus allegados. Sus cojones son fábricas de densa leche de macho, que deben ser vaciadas regularmente. Es de rigor que a ese macho se le de servicio cuando él lo desee, e incluso cuando no lo pida.

Martes, 8:10 de la mañana. Mis ojos lloraban fruto de la asfixia.

-Venga, así putita así, hasta el fondo.

El desconocido me empujaba la cabeza con una mano para hacerme llegar hasta la base de su tronco con mi boca.

-¡Mmmph!

Intentaba coger aire, pero el desproporcionado grosor de ese rabo me lo impedía.

-Un poco mas y lo consigues.

Y de un último empujón a mi cabeza, efectivamente, lo conseguí. Mi nariz ahora se aplastaba contra su pubis peludo.

-Ooh sí, trágatela...

Once in a Lifetime

Se convirtió en una obsesión, pollas, pollas, pollas. Siempre enormes, siempre gordas. Palpitantes, calientes, superiores, alfas, vomitando semen por todas partes, preñando a golfas, golpeando mejillas y provocando arcadas en bocas que no estaban preparadas para complacer tales portentos. Empecé a pensar que el mundo estaba regido por el tamaño de las pollas, y a imaginarme el calibre de los tíos que veía. Si era un gran líder mediático, actor, famoso, músico de éxito, etc; pensaba que seguro tenía un badajo enorme ¿De dónde si no iba a salir todo ese carisma y poder? Pues de la confianza que les otorgaba saber que, llegado el momento, siempre podían quitarse los pantalones y decir orgullosos “Lo que tu digas, pero… ¿A que tú no tienes esto?”

Y allí estaba yo, con una enorme polla en mi boca un martes a las 8 de la mañana.

-Venga, cómemela bien que quiero descargar rápido, tengo que irme a trabajar dentro de poco.

De repente empecé a jugar a ese extraño juego mental que hago a veces, en el que imagino que, repentinamente, alguien posee mi mente y se encuentra en mi situación. Entonces se pregunta ¿Cómo ha llegado este tío aquí? ¿Nunca lo habéis hecho? Es bastante divertido.

Si esa hipotética persona hubiese abierto los ojos con...