Mi alumna Rosa (3)
La idea de invitar a Rosa a mi casa se convertia en el paso siguiente en mi escalada de placer.
Cuando llegue a casa lo primero que hice fue encender el ordenador para abrir ese canal de comunicación con mi morbo. Allí estaba, quieto expectante, el muñequito del Messenger de Rosa, ya se habría percatado de mi presencia.
Durante el viaje de vuelta a casa había estado pensando en las posibilidades de quedar mañana. Todo el viaje algo me decía el paso a continuar, este algo era mis ganas de subir en excitación y que mi alumna de 36 años me acompañara en este viaje, así que esta fuerza me enca...