David

“...pero no hice caso a mis amigos, ése amor cancerígeno ya había tomado parte de mi cerebro y yo ya no respondía de mí...”

David

Desde que estuve en el vientre de mi madre, la suerte no había sido partícipe en mi existencia o por lo menos hacía poco acto de presencia. Mi pobre madre, quien no se enteró de mi realidad sino hasta tres meses después de haber tenido ese encuentro único y fugaz con el que en teoría sería mi padre, quedó devastada...

Ella no tenía la culpa, ella sólo se enamoró y así también fue utilizada.

En fín, nada nuevo, la misma historia... La adolescente en secundaria, viciada y seducida p...