Desahogo
Acerca de mis perversiones ocultas.
Desde pequeña supe que era diferente a los demás en algún sentido. Cuando mis amiguitas querían jugar y yo ardía por frotar mi cuerpo contra el de algún compañero(a) escolar, la realidad era tan real como el Sol. Era diferente, nunca encajaría del todo y siempre persistiría en mí esa sensación de ser inadecuada. Recuerdo que incitaba a los niños y niñas a pedir permiso para salir del salón de clases y encontrarnos en algún baño para sesiones de sexo seco y estrujones desacompasados. Cuando no había opo...