Una Tarde (2: final)

Llegamos al apartamento y en la puerta nos plantamos un beso, un gran beso que nos despierta las ansias (¡qué calentonas somos!), Melissa posa sus manos debajo de mi falda y mueve mi tanga hacia adelante, presionando con el hilo mi micha y yo con una mano en su cuello y otra en su culo se lo aprieto y en eso abre la puerta su novio...

Llegamos al apartamento y en la puerta nos plantamos un beso, un gran beso que nos despierta las ansias (¡qué calentonas somos!), Melissa posa sus manos debajo de mi falda y mueve mi tanga hacia adelante, presionando con el hilo mi micha y yo con una mano en su cuello y otra en su culo se lo aprieto y en eso abre la puerta su novio...

¡Pero qué lindas! – dijo el joven mientras sonreía impresionado.

Dani, él es Juan José – dice Melissa, a la vez que éste me planta un beso cerca de la comisu...

Una Tarde

Volaba en mis pensamientos, queriendo ser manoseada, lujureada y apretada, quería sentir entre mis nalgas ese bulto tan deseado, deseaba que manos grandes y fuertes se posaran en mis senos erectos, que los estrujaran y apretaran sin pena alguna, que manos audaces se posasen en mi coño mojado hambriento de sexo, para darle goce y calma a mis ansias, que me abrieran las piernas aún estando de pie y sentir el roce desnudo de una verga y ¿por qué no? que me cogieran allí mismo.

Era uno de esos días en los que me ardía el sexo, no tenía pareja ni mucho menos amante que valiera la pena...por ello decidí irme a dar una vuelta para que se me pasara el calentón.

Tengo 21 años, soy algo bajita, mido 1.60, trigueña, cabello liso castaño oscuro hasta mitad de espalda, delgada, labios rosados un poco carnosos, lo que lo hace muy deseable, senos pequeños pero bien erguidos, pezones chocolaticos, ojos medianos de color café, cejas delgadas, nariz un poquito ancha y mejillas redon...