Secuestrada y Violada Por El Ano
Me abriste las piernas y me amarraste los pies a las patas de la mesa. Me bajaste los calzones, me abriste las nalgas y supiste que ese era el primer agujero que querías violarme.
Me desperté en un lugar extraño. Desorientada. Un cuarto oscuro y sin ventanas. Yo atada a una silla y con la boca encintada. Sentí un miedo helado. Lo recordé por partes pero de inmediato. Me jalaste del cabello, a una cuadra saliendo de la secundaria. Me sujetaste por el estómago, me cubriste la boca y me hiciste subir a una camioneta. Yo no te la hice fácil. Patee y forcejee y, por eso, decidiste golpearme en la cabeza. Yo no supe más, pero tú sí sabes que sentiste tranquilidad cuando quedé dormida. Me m...