Regreso al placer perdido

Un joven universitario vuelve a visitar a su maduro follamigo para una cita muy especial.

Antonio dejó las llaves sobre la mesilla de la entrada, bajo el espejo, como de costumbre. Hacía ya un par de meses que acudía a nuestra cita semanal o, al menos, respetando esa frecuencia siempre que se podía. Las últimas ocasiones me habían resultado algo aburridas y se habían espaciado algo más de la cuenta, principalmente porque, por muy macho que resultara, su naturaleza callada, su temor a que nos oyeran los vecinos y su mente “tradicional” habían empezado a hacer que cada vez me costara más soportar...

Viaje al placer perdido

Un joven universitario acude a su cita a ciegas con un maduro para cumplir su más ansiada fantasía: ser analmente desvirgado.

El autobús se detuvo con cierta brusquedad que apenas noté. Empezaba a estar un poco mareado, en un estado de irrealidad… ¿cómo se me había ocurrido hacer algo así?

Noté el bolsillo de mi chaqueta vibrando y extraje el móvil mientras me apeaba en el lugar indicado.  Sentí un ligero escalofrío, pero no sabría decir si de anticipación o debido al frío: estaba nublándose y, aunque pese a haber viajado hasta aquel pueblo costero desde tan lejos, estaba junto al mar por primera vez desde que había empezado...