Canal 71, etcétera.
Una fantasía bastante irreligiosa.
No sabía hablar. El muy mojigato, no sabía hablar.
Fue entonces cuando pensé que es mejor ir al infierno, que pasar la eternidad en un paraíso ignorante.
Yo estaba en casa, fumándome una pipa de marihuana (lo admito). Tenía los ojos rojos y la boca reseca; no paraba de reír.
Hubiera podido estar viendo una buena película porno, pero mis dedos ya habían caído en el número 7 y después en el 1 del control remoto, en lugar del 6 y luego el 6, después del 6, reglamentarios para ver erotismo.
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