Una excursión con mi padre

Un padre y un hijo, de excursión por la montaña, acaban cogiendo más confianza de la que deberían...

Tras mucho tiempo de insistir, mi madre al fin consiguió lo que se propuso durante años: que mi padre y yo nos llevásemos mejor. Siempre he pensado que algunos padres lo son por presión, simplemente porque la madre quiere un hijo y no porque realmente ellos lo quieran. Es lo que siempre he pensado de mi padre. No significa que no le quiera, ni que él no me quiera a mí, si no que, como nunca ha tenido mucha confianza conmigo, nunca hemos tenido una relación muy estrecha. Eso a mi madre le quemaba por dentro...

Mi hijo en Grindr

Una noche en casa, viendo perfiles de Grindr, encontré el de mi propio hijo

Esta historia sucedió cuando tenía 42 años. En aquellos tiempos ya hacía diez años que me había separado de mi mujer porque descubrí lo que quería en la vida. La decisión de abandonar mi estilo de vida actual tuvo también como consecuencia no vivir con mi hijo, la única razón por la que no di el paso antes. Solo tenía ocho años cuando me fui de casa, pero le prometí que jamás me echaría de menos y así fue: seguíamos pasando mucho tiempo juntos, fines de semana, vacaciones… Recuerdo que era un chico dulce, v...

Con mi padre el camionero

Un viaje con mi padre termina en algo más que un simple viaje.

  • Camión

Esta es la historia de cómo mi padre y yo, en uno de sus viajes de trabajo, acabamos sincerandonos el uno con el otro y acercamos más nuestra relación

Solía pasarme casi todo el año en casa de mi madre porque estaba más cerca del colegio y de mis amigos, pero el verano lo pasaba con mi padre. Al menos, unas semanas. Él y yo no tenemos una relación muy cercana; nos llevamos bien, pero el mío no es de esos padres que se preocupa demasiado por sus hijos. Físicamente, es un hombre grande y...

Estrechando lazos

La historia de cómo mi padre y yo disfrutamos de una sola noche que cambió nuestra relación

Esta historia comienza un fin de semana que él y yo estuvimos a solas cuando yo tenía quince años. Mi madre y mi hermana habían salido de viaje y nosotros nos quedamos en casa. Él y yo no solíamos hablar mucho, ya que no tenemos muchas cosas en común, así que me tomé el fin de semana como otro normal. Él, por su parte, hizo lo mismo. El sábado por la mañana se fue a trabajar mientras yo me quedé en casa estudiando. Cuando llegó, comimos y yo me fui a descansar a mi habitación; él se quedó en el salón viendo...