Una noche larga
Una situación muy morbosa cuando tres hombres la confunden con una prostituta y la invitan a subir al coche.
Miré el reloj con el espanto sorpresivo que provoca el olvido del tiempo, junté mis papeles sobre el escritorio y a paso acelerado salí de la oficina con algo de nervio y de sueño, en la entrada el guardia de seguridad me despidió con las palabras perpetuas y suaves de siempre y al salir recordé que había dejado el coche tres calles arriba por una pequeña manifestación en la calle de mi oficina.
Me sorprendió cómo pueden cambiar las cosas sin la evidencia de la luz, las calles parecían un cuadro...