A escondidas con mi hermanastro 6

“Esto está mal” dije entre quejidos, él me puso la mano en la boca para ahogar mis gemidos mientras me seguía follando por detrás. “Muy mal” respondió aumentando la velocidad.

Lucas echó mi falda hacia arriba, corrió mi tanga hacia un lado y me penetró con fuerza mientras me tomaba por el cuello. Mi cara rozaba contra el mesón de la cocina, contrastaba con mi piel caliente. Utilicé mis manos para abrir más mis nalgas y recibir todo lo que me estaba dando.

“Mmm… mmm… mmm” yo intentaba gemir lo más bajito que podía, consciente que mi mamá estaba en el jardín con mis hermanitos. Mi padrastro no estaba, así que el único peligro era que escucháramos la puerta de la entrada. Come...

A escondidas con mi hermanastro 5

“Mucho” admití para él y para mí. “Sí… me gusta… me encanta… ah… ah… ah…” me llenaba por completo, una y otra vez empujando hacia mis entrañas. La puerta de una habitación se abrió y ambos nos quedamos congelados.

Lo seguí sin decir palabra hasta que cerró la puerta de su cuarto, mi puerta también estaba cerrada así que el pasillo estaba prácticamente en total oscuridad. Me condujo hasta la sala y me tiró al sofá, se puso inmediatamente encima de mí, besándome en el cuello y frotando la cabeza de su sexo contra mi vagina que seguía húmeda. “Ah, sí… mucho mejor” dijo mientras ponía su cara a la altura de la mía y me besaba metiéndome la lengua buscando la mía, con una mano sostenía su peso sobre mí y con la otra me to...

A escondidas con mi hermanastro 4

“Oh, mierda… hermanita… sigue… me voy a venir en tu boca… ¿eso es lo que quieres?” susurraba casi desesperado, gimiendo, cerrando los ojos y abriendo más la boca. Sí, dámela, quería responderle pero no quería sacarlo de mi boca.

Me había vuelto adicta al sexo con Lucas. No podía pensar en otra cosa durante el día y no podía desear otra cosa por las noches.

Me encontraba en el pasillo que separa mi cuarto del de Lucas y Carlitos. Llevaba una hora peleando conmigo misma en la cama, tocándome para ver si se me pasaba la calentura y no decidía lo que había terminado por decidir. Hace solo dos días que Lucas me había cogido en mi cama la última vez, cuando supo que estaba despierta, y no había vuelto. Durante el día lo había visto...

A escondidas con mi hermano 3

“Oh, sí, vente para mí” me susurró mientras continuaba empujándome, jalándome, embistiéndome.

La segunda noche que Lucas se coló en mi cama fue tres días después, yo me había quedado hasta más tarde despierta todos los días esperando que él llegara, pero siempre me dormía. Ese día no fue una excepción, me quedé dormida alrededor de las 12 de la noche y me desperté, asumo una hora y media después, con su sexo presionando entre mis nalgas.

Hace 3 días que nuestras conversaciones habían prácticamente desaparecido, aunque tampoco es que nos dijéramos gran cosa. Él me evitaba y yo a él, salíamos de...

A escondidas con mi hermanastro 2

Esa fue la primera noche que me desperté con él en mi cama.

No sé si es mi imaginación pero cada vez que hay la oportunidad, Lucas me da unos arrecostones que me ponen a mil por hora. Cuando está detrás de mí en la cocina y necesita agarrar algo que está más arriba, se me arrima y puedo sentir su bulto presionando. O cada vez que pasamos por el pasillo (que es muy estrecho) al mismo tiempo y él me pone de espaldas con sus manos para pasar, siento como me rosa. Pero yo no le digo nada, no reacciono.

“¿qué haces? ¿Quieres jugar?” me dijo Luisa, desde su cama.

...

A escondidas con mi hermanastro

“Quédate quieta y no hagas ruido” me susurró al oído. Su aliento caliente en mi oreja me hizo estremecerme un poco y automáticamente me moví hacia atrás, sintiendo más claramente su bulto que palpitaba entre mis nalgas.

No me agradaba mucho la idea de compartir mi hogar con 3 personas más. Alberto tiene dos hijos, Lucas y Luisa. Luisa es una niña de la misma edad que Carlos, mi hermanito de 9 años, se llevan solo unos meses de diferencia por lo que se llevaron muy bien desde el principio. Pero Lucas es mayor que yo 2 años, a sus 20 años actúa como si tuviera 30. Ya llevamos 3 meses de estar viviendo en la misma casa y no he cruzado más de 5 palabras al día con él. Bueno, no había cruzado muchas palabras, aunque digamos que...