El baño de los prefectos. Parte III

Lo que J. K. Rowling no se atrevió a contar. Relato en cuatro partes.

Harry, joven mago,

tu vida ha dado un cambio.

¿Capaz de mantenerlo?

¿Quién eres en verdad por dentro?

No hay respuesta correcta

en esta segunda prueba.

Definitiva será

muy a tu pesar.

¿Con cuál aceptas contienda,

el tritón o la sirena?

Harry cerró el huevo y sacó la cabeza del agua, falto de aire. Las palabras del huevo resonaban en su cabeza. ¿Una contienda? ¿Allí? ¿Ya? No había ido preparado. ¿A qué se referiría el huevo? ¿Qué tendría...

El baño de los prefectos. Parte IV

Lo que J. K. Rowling no se atrevió a contar. Relato en cuatro partes.

Harry seguía engullendo el pollón del tritón. No se lo había sacado de la boca desde hacía horas. Llevaba debajo del agua todo este tiempo, y había pillado el tranquillo a mamar una polla tan grande, puesto que ya la abarcaba y sacaba entera a cada vaivén de su cabeza sin inmutarse. El tritón seguía disfrutando del placer de la boca del mago heterosexual, sin la más mínima intención de dejarle ir próximamente. De vez en cuando dejaba a Harry a su aire y se dejaba hacer; otras veces, agarraba su cabeza y le...

El baño de los prefectos. Parte II

Lo que J. K. Rowling no se atrevió a contar. Relato en cuatro partes.

La puerta se abrió con un leve chirrido. Harry se adentró en la estancia, echó el cerrojo y, mirando a su alrededor, se quitó la capa invisible.

Aquella debía de ser una de las estancias más lujosas de Hogwarts, reservada para unos pocos privilegiados de los últimos cursos. Toda ella era de mármol blanco con vetas doradas. Una lámpara de araña daba una luz intensa y proporcionaba una sensación aún más amplia del entorno, si cabe. Una de las paredes estaba repleta de multitud de espejos, cada uno de di...

El baño de los prefectos. Parte I

Lo que J. K. Rowling no se atrevió a contar. Relato en cuatro partes.

—¡Eh… Harry!

Era Cedric Diggory. Estaban a la salida del baile de Navidad y Harry vio que Cho Chang lo esperaba abajo, en el vestíbulo.

—¿Sí? —dijo Harry con frialdad, envidioso de que Cho hubiese escogido a Cedric antes que a él para asistir al baile. Hacía tiempo que tenía sentimientos por la chica, pero su carácter tímido no había propiciado el acercamiento entre ambos anteriormente. Sin embargo, en las últimas semanas Harry se sentía diferente, y sentía que las personas de su entorno lo perc...

Cómo convertirse en una puta: error número 3

Dani está desesperado por salir del edificio donde lo tienen encerrado. Verá una oportunidad a su alcance y usará todas sus dotes para lograrlo.

-Espero que hayas disfrutado de tu recompensa, putita. Ahora tenemos trabajo.

David entró en la habitación. Eso de putita sonaba realmente mal. Dani aún no sabía qué pretendían con él pero no podía ser nada bueno. David se acercó a él y, con una llave, abrió el candado que sujetaba una pierna al potro, el cual anclaba una pulsera que le habían puesto a una argolla que había en la pata. El reflejo de Dani fue pegar una coz con todas sus fuerzas y menear la pierna sin parar, pero teniendo en cuenta las...

Cómo convertirse en una puta: error número 2

Dani despierta sin saber dónde está. Le obligarán a hacer lo que nunca se imaginó que haría. "─Si consigues llegar a la mitad, tengo un premio para ti".

A Dani le dolía el cuello. Lo notaba mientras soñaba. Debía de haber estado durmiendo de una mala postura. Tenía que abrir los ojos, ¿qué hora era? Cuando fue consciente de que debía despertarse, se dio cuenta de que no estaba en su habitación. Aquello no era su cama. Además, estaba en una posición extraña, echado boca abajo en una especie de banco y con los brazos y piernas colgando. La cabeza también le colgaba hacia abajo, dejando el cuello doblado de manera muy incómoda. Por eso le dolía. Alarmado, abr...

Cómo convertirse en una puta: error número 1

​Dani, 19 años, guapo y con éxito entre las mujeres, conoce a David en el gimnasio. Este parece simpático, pero tiene un interés en Dani que va más allá de conversar durante el entreno.

─¿Te quedan muchas? ─Dani se volteó para ver quién le había preguntado. Era un chico alto y muy mazado. El típico que te hace cuestionarte cuáles son las reglas que rigen el reparto de los genes en este mundo. Es justo ser alto pero delgado; también lo es ser más musculoso pero de corta altura. Pero definitivamente era un abuso genotípico gozar de aquellos pectorales inmensos, brazos tan gruesos y bien torneados y piernas de las que abultan a través de cualquier pantalón, midiendo 195 maravillosos centímetr...