Lía, la puta perra del Amo Pervers

El Amo Pervers cita a su esclava Lía en su propia casa, poniendo a prueba una vez más su devoción y disfrutando de su incondicional entrega.

Era la primera vez en diez años que la citaba en su propia casa y aunque en alguna ocasión ya lo habían comentado y ella había incluso llegado a fantasear con esa idea, estaba tan nerviosa como el primer día que se conocieron.

Como siempre y desde días antes de verse, ella se había preparado para postrarse y entregarse a su Amo, a sus caprichos, a sus deseos, a sus perversiones. Llevaba en una pequeña maleta sus juguetes y toda clase de accesorios que había ido acumulando, una veces por iniciativa pro...

Volver a sentirse mujer

19 de Octubre, Día contra el cáncer de mama. Este es mi pequeño tributo a todas esas mujeres que con valentía y fuerza, han pasado por una experiencia así y la han superado.

A penas y había dormido más de dos horas seguidas en toda la noche. Cuando parecía haber conciliado el sueño, mil y una dudas la volvían a despertar, inquietándola y obligándola a tener que levantarse. A la cocina a beber agua, a tomar una infusión de valeriana o simplemente, a recorrer su casa bajo la luz de la noche, pasillo arriba, pasillo abajo.

Ese día no tenía que madrugar, había solicitado en su trabajo uno de esos días que, por asuntos propios, le pertenecían. Aún así, los nervios le imp...

La excitación de una curva

Un reencuentro, la habitación 408 de un hotel en el corazón de Madrid, entrega, amor y sexo... qué más se puede pedir?

La excitación de una curva

Después de haberse regalado toda clase de atenciones y mimos durante la cena, aún les quedaban más para darse mientras se duchaban. Se enjabonaban sin perder la oportunidad de acariciar sus cuerpos o se abrazaban bromeando, buscando de nuevo sus besos. Se les veía felices. Salió de la ducha él primero y ella se entretuvo en el baño cepillando su pelo y poniéndose crema en las manos. Cuando llegó al dormitorio estaba ya dormido, la sábana solo cubría su cuerpo de cintu...

Dos perras

Tras meses de búsqueda encontró a aquella esa otra perra que entregaría a su propio Amo, compartiendo con ella las mieles y las hieles de su sumisión...

Dos perras

Sucedió el año pasado, cuando regresaba a Cádiz tras haber interrumpido un par de días mis vacaciones de verano para acudir en Madrid a la presentación del último libro de un buen amigo. Hacía calor y me acomodé en el asiento del tren que mi billete señalaba, vagón 8, 4C. A decir verdad, mi asiento era de pasillo, pero me senté junto a la ventanilla intentando sentir el fresco que escasamente salía por las rendijas del aire acondicionado. Saqué mi bloc de notas para anotar ideas que m...

La apuesta

A la tercera vez que ella sacara su lengua al ser besada, perdería. No deberían hacerse apuestas con desconocidos... o si?

Su amiga Marta le había hablado insistentemente de él. Rara era la vez en la que ellas se vieran o hablaran por teléfono, que la conversación no terminara con un "tienes que conocerle, es un tío estupendo y seguro que os entendéis bien".

María no quería conocer a nadie, después de una tormentosa relación con Alberto, quien había sido su pareja durante más de cinco años, era como si hubiera apartado de su vida esa faceta tan personal y se hubiera entregado por completo a sus ya conocidos amigos,...

Un baño de caricias

Una dura jornada laboral, un baño relajante, un mensaje, una lamada telefónica...

Se descalzó nada más llegar a su habitación en aquel hotel. Una habitación amplia, con recibidor y suelo de madera sobre el que caminó hasta llegar al baño y empezar a llenar la bañera.

Luego al dormitorio, donde dejó caer sobre la cama su bolso, su maletín de trabajo, expedientes y dossieres que había recogido en esa reunión que la había mantenido todo el día ocupada y lejos de su ciudad de origen.

Desabrochó lentamente su rebeca de punto de color verde, doblándola con sumo cuidado y deján...

Vuelo AF1900

Pensamientos y fantasías excitantes y provocadoras en un vuelo de vuelta desde Paris...

Desde que dejó su trabajo en aquella empresa en la que ya no se sentía a gusto no había parado un solo minuto. Su teléfono no había cesado de sonar en tres días. Llamadas de compañeros, de clientes, de toda esa gente con la que durante años había compartido tantas cosas y a la que le había entregado su profesionalidad y su experiencia.

Sus últimas satisfacciones se las había proporcionado su trabajo, porque hacía mucho tiempo que su matrimonio ya no era lo que él que siempre había querido que fu...

Fin de semana en Cuernavaca (7)

Capítulo final de este relato, lleno de fantasías...

Agotados, dormimos hasta bien tarde el domingo. Cuando desperté ya te habías duchado y cacheteando mis nalgas, me llamabas pidiéndome que me levantara, que no remoloneara más en la cama

  • !!Vamos, no seas perezosa!!Hace un día increíble, no deberíamos desperdiciarlo quedándonos en casa, me dijiste.

Tardé poco en tomar una ducha y arreglarme. Olaf ya estaba listo cuando bajé, situado a los pies de la escalera, con su correa en la boca y moviendo desesperadamente su rabo. Salimos a caminar en...

Fin de semana en Cuernavaca (6)

Una nueva provocación, otra excitante sensación, lujuriosos momentos que se suceden y a los que ambos se abandonan...

Como tú lo sugeriste, tomamos una ducha rápida y nos dispusimos a salir hacia el centro de la ciudad, pero sin Olaf, que todavía no aprende a comportarse debidamente en los lugares a los que tú y yo solemos frecuentar; ni modo, en otra vez le tocaría a él.

Cuando saliste de la casa me impresionó tu belleza: traías un vestido floreado sostenido apenas por unos tirantes tan delgados que parecían hilos, de esos vestidos vaporosos ligerísimos que no sé cómo se llaman, pero que dejaba adivinar cada u...

Fin de semana en Cuernavaca (5)

Pasan las horas, y ellos siguen amándose, disfrutándose, deseándose como animales salvajes...

  • Vamos a bañarnos, te dije

  • ¿a bañarnos?

  • si, vamos, levántate... si puedes claro..... Y sonreí pícaramente dirigiendo mi mirada a tu sexo.

Caminé de espaldas a la alberca, sin dejar de mirarte, provocando con mi mirada que te levantaras del césped y me siguieras hasta la piscina... intentaste agarrarme justo en el borde y me dejé hacerlo. Dejé que me abrazaras y que restregaras tu sexo hinchado y ardiente por mi pubis mientras me besabas los pechos.

Me llevaste hasta la esca...