La gata, mi gata.

Su piel de ébano vivo brillaba por el contraluz. La diferencia de aquella gata con una lupa de antaño es que ella no aullaba a los transeúntes, maullaba. Y me maullaba a mí, su arriero aristarco.

Ella era una gata, grandota diría yo, una gata grandota meneándose como una lupa en la ventana. Su piel de ébano vivo brillaba por el contraluz. La diferencia de aquella gata con una lupa de antaño es que ella no aullaba a los transeúntes, maullaba. Y me maullaba a mí, su arriero aristarco. Así fuese efímera la cosa yo sería su señor. Afuera, por ahí en la ventana si bajabas la vista estaba Sábana Grande, y dentro, aquí, encima del colchón del hotel, pegado a mí estaba un tal señor que yo aún ni conocía per...

Primer rodaje

El deseo se había apropiado de la psiquis de Antonio, su cuerpo ya no respondía a la razón. Ya no le importaban las consecuencias ni cuánto tardase en correrse. Después de escuchar a la morena no necesitaba más razones y pasando rotundamente del contrato, empezó a follársela a pelo.

Antonio estaba nervioso acerca de su primera grabación. En la industria pornográfica era difícil encontrar una oportunidad, y a él le había caído del cielo, como si hubiese sido enviado por la providencia. Definitivamente no quería arruinarlo y es que dar una buena impresión era importante y más aún cuando se trataba de su alquiler en juego.

Había perdido su trabajo como tornero en una fábrica local gracias a la recesión, su trabajo no era complicado pero sí tedioso, se dedicaba a la fabricación de pi...