Mi vida desordenada (2/2)

Creía que yo era un tipo de lo más normal, pero la vida siempre se puede desordenar...

Mi estado no mejoró mucho. Al menos ahora ella sabía porque había reaccionado así, pero la manera en que se lo había dicho y ella se había ido tan rápido, sin hablar casi nada, no me dejó tranquilo.

Pensé en que igual ahora si podía intentar hablar con ella vía Nacho, pero se me empezó a ocurrir que igual ella se lo había contado a todo el mundo, o peor, a mi madre, y me volví a quedar bloqueado. Me pasé días esperando que el teléfono sonara y mi madre me gritara un montón de cosas feas, o algún amigo...

Mi vida desordenada (1/2)

Creía que yo era un tipo de lo más normal, pero la vida siempre se puede desordenar...

Hoy por hoy nadie puede decir que está seguro de algo. Al menos al 100% y menos con la seguridad, por ejemplo, que se suele usar en Twitter para dar un 'zasca'. Lo digo porque yo estaba muy seguro de muchas cosas, de que soy un tío con los pies en el suelo, las ideas claras y pocas ganas de complicarme la vida, por ejemplo. Pero no... ni de puta coña.

Desde hace unos meses para acá, me he complicado la vida bastante y por un motivo nada original la verdad, o quizás un poco sí... Me explico, me llamo D...

Mi madre se llama Helena (2/2)

Cuando las cosas están revueltas en casa, cambian las jerarquías

La semana siguiente, Javier seguía teniendo vacaciones y tendría tiempo un poco para todo. Para ver a sus amigos, para pasar ratos con su hermano David y para estar con su madre... Helena se había ido aquella tarde de su encuentro “tabú” y no había vuelto hasta muy tarde, cuando Alberto había llegado y se había ido a dormir, y Javier estaba en su cuarto jugando a algún videojuego, al borde también del sueño. Cuando se quiso dar cuenta, su madre ya había entrado en su cuarto para irse a dormir y no pudo verl...

Mi madre se llama Helena (1/2)

Cuando las cosas están revueltas en casa, cambian las jerarquías

Javier había tenido una tarde bastante buena después de varias semanas pegado a los libros. Como todo post-adolescente que tiene que estudiar, las épocas de exámenes le resultaban una cárcel para sus ganas de vaguear, jugar a videojuegos y salir a ligar. Pero ya se había terminado la condena por el momento y ahora podía dedicarse a todas las cosas que le gustaba hacer y que no sumaban puntos en los exámenes.

De todas las aficiones que tenía, la última por la que le había dado era la de pasearse digita...