La subdirectora

Te sufría todos los días en el trabajo, tus ojos y tu sonrisa me tenían hipnotizado. El aire acondicionado sobre tu pecho era mi peor enemigo.

Mi jefa

Te sufría todos los días en el trabajo, tus ojos y tu sonrisa me tenían hipnotizado. Estoy convencido que te habías dado cuenta, la sonrisa de idota que se me ponía me tenía que delatar. Un día tras otro te iba viendo y me ibas hechizando. Tus vestidos de tela fina se pegaban a tu cuerpo dejando ver tus curvas. El aire acondicionado sobre tu pecho era mi peor enemigo. La luz de la calle que entraba en tu despacho hacía que tus vestidos no pudieran esconder tu cuerpo de ensueño. Ojos verd...