Cornudo y dominado (2)
Por fin pude convertirme en cornudo gracias a mi mujer.
CORNUDO Y DOMINADO (II)
Cuando al día siguiente desperté, Cristina ya no estaba en la habitación. Una nota suya sobre la mesilla me informó de que pensaba pasar el día en la piscina, lugar al que me encaminé bien aseado y perfectamente desnudo. No me sorprendió encontrarla allí, acostada en una tumbona junto a David. Tomaban el sol mientras charlaban animadamente. Cuando me vió, Cristina me pidió con la mano que me acercase.
-Cariño, éste es David, de quien ya te he hablado nos presentó...