Un cojo torturador y un legionario tuerto violador
Un cojo bastante voyeur espía a una mujer en un parque. Con la ayuda de un legionario tuerto la secuentran para usarla. Primera parte.
La observé. Llevaba un falda muy corta. Todos los días, casi a la misma hora, se sentaba en uno de los bancos del jardín de enfrente de mi casa. Se la veía descarada, con la blusa bien abierta para enseñar el canalillo. Debía ser una zorra calientapollas. Yo la miraba todos los días desde mi ventana. Si yo hubiera sido más joven seguro que me tenía allí a su lado, intentado meterle mano. Pero desde que aquel jodido tren me cortó el pie, pues no me veo acercándome a una puta caliente como ella. Y ella...