La blusita (05)

...y quién se acordaba de la blusita, estando tan ocupados?... así terminó la aventura...

Vera se acariciaba el pecho lleno de semen y se repasaba con el dedo el que le quedaba en los lábios y la lengua, mirándome con una expresión de viciosa inmersa en una orgía de sexo sin límites, perdida, casi ausente, consciente de que estaba completamente a la deriva ….

El cabrón que la había sodomizado no dejaba de pajearse a la espera de su turno… pero Vera seguía asuente, jugando con el semen que adornaba su cuerpo, sus labios, su cara y empezó a pajearse una vez más el clítoris, embriagada...

La blusita (04)

... y Vera completó la faena con un ¨menage a trois¨ al que me invité en ultima instancia...

Vera se retorcía dentro de los reducidos márgenes que aquellas dos poyas, bien introducidas en su interior, le dejaban. Mi mujer estaba ensartada por dos miembros descomunales y se debatía entre el placer y el dolor con confusos gemidos de satisfacción y sufrimiento que exaltaban aún más a aquellos dos tíos. Su excitación no mejoraba las cosas, pues el tio que estaba sodomizándola arremetía cada vez con más furia contra el culo de mi mujer y había terminado por casi sentarse encima de ella en cada vai...

La blusita (03)

Tras pasar de mano en mano, mi mujer seguía decidida a culminar una noche de orgía...

Aquellos dos etalones tuvieron el tiempo justo para recomponerse y adecentarse antes de las puertas del ascensor se abrieran. Vera salió sin decir palabra. Se giró, nos dirigió una mirada desafiante, cambió de lado su pelo con un golpe seco de cabeza, y de forma provocadora nos indicó el camino hacia la habitación contoneándose al tiempo que cruzaba las piernas al andar para marcar aún más su silueta, tomándo su tiempo, recreándose en el juego de seducción, consciente del efecto que producía en aquell...

La blusita (02)

...y cómo mi mujer perdió el rumbo aquella noche aventurándose en una orgía sin fin...

Estabamos a tres paradas del hotel y Vera estaba cansada de haber bailado con los tacones, aquellos tacones que le ponían el culito bien alzado para el deleite de los tíos que nos cruzábamos. Decidí intentar de nuevo un taxi. Encontramos uno en un cruce unos pocos metros más allá. Lo cogimos y le pedí que nos llevara al hotel. Al subir al taxi, Vera enseñó de nuevo sus encantos con aquella falda que dejaba entrever sus piernas bien torneadas. Vera se sentó lejos de mí, junto a la otra ventanilla, y se...

La blusita (01)

Mi mujer, su blusita y una calurosa noche de verano en la que todo podía suceder...

Unos minutos antes no lo hubiera podido creer. Aquel tío estaba fuera de sí, arremetiendo contra las nalgas de mi mujer, con su enorme miembro confortablemente alojado en su vagina y yo estaba absorto ante la escena. Vera gemía de placer a cada embestida de aquella verga fuera de control y me dirigía una mirada desafiante en la que podía leer su insolencia: "¿No es esto lo que querías? Pues ahora ya no hay vuelta atrás, me lo voy a hacer hasta el final" . Yo seguía absorto y no acertaba a articular pa...