La blusita (05)
...y quién se acordaba de la blusita, estando tan ocupados?... así terminó la aventura...
Vera se acariciaba el pecho lleno de semen y se repasaba con el dedo el que le quedaba en los lábios y la lengua, mirándome con una expresión de viciosa inmersa en una orgía de sexo sin límites, perdida, casi ausente, consciente de que estaba completamente a la deriva .
El cabrón que la había sodomizado no dejaba de pajearse a la espera de su turno pero Vera seguía asuente, jugando con el semen que adornaba su cuerpo, sus labios, su cara y empezó a pajearse una vez más el clítoris, embriagada...