Noventa minutos
Una señorita de compañía se involucra con un hombre casado, quizá más de lo que espera involucrarse.
Cuando por fin llegué, la casa no era lo que al principio esperaba que fuese. Era vieja, sí, pero era lo que se podía esperar de la colonia San Miguel, una de las más viejas de la ciudad. Algunas eran casas viejas, pero muy bien conservadas, grandes e imponentes. La que tenía frente a mí era sencilla, ciertamente grande, pero no muy llamativa. La puerta era de hierro y la reja se veía oxidada en algunas esquinas, donde supuse que el agua de lluvia se acumulaba. El material estaba pintado de manera uniforme...